Bienvenido

Bienvenido a este peculiar lugar de la red. No esperéis estar de acuerdo con nada de lo que diga, son sólo mis elucubraciones y pensamientos, muchos de ellos frutos del insomnio. En este blog os invito a pasearos por mis pensamientos más retorcidos, son mis filosofaciones en la que me pregunto cosas sobre el mundo y el Mundo y trato de darles una explicación lógica. Podrán gustaros o no mis ideas, pero si comentamos y discutimos se agradece.

Un saludo,
Mario, una cabeza de zumbantes pensamientos

lunes, 14 de noviembre de 2011

El hombre se caracteriza por ser libre, él puede decidir lo que quiera e incluso si decido no actuar, ya ha vuelto a tomar una decisión, ha sido libre de elegir la pasividad y es por tanto responsable de su decisión. Ese es el temido reverso indeseable de la libertad, él tener que aceptar las consecuencias de su actuación. Pero cómo puede ser el hombre libre. A raíz de mi último post, he estado pensando acerca de ello y he llegado a la conclusión de que hay dos clases de libertad: una libertad instintiva, es decir, la libertad de saciar las necesidades, lo que hará feliz al hombre en el sentido más animal, y una libertad mental, psicológica, casi espiritual y metafísica. Es esa libertad de pensamiento, el poder vagar por los más oscuros rincones de la mente.
Cuando un preso ha perdido su libertad, no la ha perdido completamente, está condenado a no saciar su necesidades de una forma que lo haga feliz, sin embargo, nadie es capaz de robarle al hombre su libertad de pensamiento. Es la última fortaleza de la persona frente a la infelicidad, es la capacidad de crear una imagen mental feliz en la que refugiarse cuando todo ha fallado, es la última esperanza, una última luz, un último camino que seguir hasta que reaparece la oportunidad de ser libre de nuevo. Libre para ser feliz.
En el anterior post terminaba con la conclusión de que para ser felices era necesario abandonar la razón superflua en pos de una guía de los instintos, pero cuando nos queda posibilidad de saciar lo instintos y la razón no es un consuelo suficiente, siempre queda la imaginación, la más irracional de las razones.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Animal racional

Hoy, me he dado cuenta de que limpiar el baño me provoca retortijones cerebrales y he estado pensando, reflexionando y ¿por qué no? FILOSOFANDO acerca de la felicidad humana.
Obviamente, todos sabemos que el ser humano, es un ser conocido por ser esencialmente racional, de hecho, ¿quién no ha escuchado la expresión "animal racional" aplicada a nuestra especie?
No podemos saber si los animales son felices o no, ni siquiera podemos asegurar que sepan lo que es ser feliz. Pero todos nosotros sabemos lo que significa "la felicidad". Pero, ¿somos felices? Y si no, lo somos, ¿por qué?
Creo, sinceramente, que todo el "quid" de la cuestión reside en la propia dicotomía del animal racional. Tenemos una parte instintiva, oscura, directa, que nos lleva a hacer lo que el cuerpo quiere, es el que busca ese "oscuro objeto del deseo" que nos anima por dentro, es Dionisio, es Eros, es la liberación, pero también es la muerte, es Tánatos, es la perdición. Para equilibrar esta balanza, está la parte racional, el equilibrio, la razón, Apolo, pero también es la prisión que nos atenaza el pecho, es el que nos provoca la picazón cuando cree que hemos hecho algo indebido. Es también una guía hacia la felicidad, pero, ¿qué clase de felicidad? La felicidad de la razón, una felicidad platónica, por encima de este mundo, en cierto sentido, que puede llegar incluso a ser ficticia. Es la felicidad que no es igual para todo el mundo, como puede ser disfrutar de un buen café con una fantástica tostada y un libro que te llene, como puede haber sido mi plan de esta mañana. Pero luego hay otra felicidad, una felicidad animal, un punto medio entre la destrucción animal y la pérdida de la naturaleza humana. Es una felicidad pasional, instintiva, irracional, es la sensación del "después de", la satisfacción de las necesidad a la que te impulsa el instinto. Pero no la satisfacción justa, sino una satisfacción completa, es la sensación del 10/10, es el comerse tu plato favorito hecho por tu madre recién sacado de la olla, cuando estás muerto de hambre después de una intensa mañana, o el reparador sueño abrazado por una cama y sábanas gordas y manta una fría noche de inverno.
Entonces, ¿qué debemos de hacer para ser felices? Creo que debemos abandonar la razón innecesaria, aplicarla cuando debemos, sin tratar de justificar el porqué estamos haciendo cada cosa y dejar que saque los colmillos la bestia que llevamos dentro, pero sin dejar que destroce la yugular de nuestra razón. Es hacerle caso a los dos, pero no olvidar a ninguno, darle la relevancia a cada uno en su momento.

Es a esto a lo que me refiero, el animal, el hombre y la razón, representada juntas, en el mismo contexto

jueves, 6 de enero de 2011

Naturaleza y Alma, Todo y Parte

Naturaleza y alma, son fruto ambas de dos batallas, dos batallas que tienen lugar a la vez, pero a diferentes niveles. Una es una batalla por el equilibrio del Todo másico contra el Todo energético, es por tanto Omnipresente, ya que no hay pedazo del Universo dónde no haya Energía o Materia, incluso en el Vacío, donde para encontrar algo de materia tienes que buscar en kilómetros y kilómetros y kilómetros.
El alma es fruto de otro enfrentamiento, la lucha por el equilibrio entre un yo finito, una masa puntual en el Universo contra el Todo energético. ¿Acaso le hace perder? No, sólo le hace limitado a su masa, pero también limita a la Energía y la ata a un pedazo de masa.
Por tanto alma y Naturaleza son dos entes distintos, pero paralelos con las mismas aspiraciones y tendencias: el equilibrio, la conservación, la extensión…

martes, 4 de enero de 2011

naturaleza de la Naturaleza

¿Cuál es la naturaleza de la Naturaleza? ¿De dónde procede? ¿Qué es? Sólo sé que Ella está ahí que tiene energía, energía propia y masa, ella está en suelo, el aire, en el agua. Tiene las mismas propiedades que la Energía, pero también tiene las propiedades de la masa. ¿Y si del enfrentamiento entre ambas, tesis y antítesis, como decía Hegel? Surgiría entonces una nueva síntesis, una nueva identidad en el que la una limita a la otra, pero también la apoya, una sería el cuerpo móvil y la otra parte sería la fuerza que la anima. ¿Sería la Naturaleza síntesis de la energía y la materia?

lunes, 3 de enero de 2011

Si existiese el alma... ¿qué sería?

Tenemos nosotros una parte natural, nuestro cuerpo. Yo me miro al espejo y ¿qué veo? Carne y pellejo, carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, azufre, fósforo y metales y metales y metales. ¿Pero todo queda ahí? ¡No! Somos sensibilidad y sentimiento, somos mente y razón. ¿Queda eso en lo físico? Los científicos tratan de encontrar esa chispa, eso que las neuronas transmiten por tantas partes del cerebro, cada una implicada en una acción, y cuando parece que se acercan, aparece una nueva incógnita. ¿Y si más allá de toda nuestra ciencia hubiese algo que no fuese material? ¿Y si hubiese un alma? ¿Pero qué sería esa alma? Hegel ya hablaba de un tesis y una antítesis, dos caras de la misma que al entrar en contacto y lucha provocaban una síntesis. Entonces, si enfrentamos materia contra energía, ¿podría existir un espíritu, un alma? Y esa alma no sería materia, no sería energía, tendría características propias. Unas características que la ciencia no puede definir, que la religión por más que lo intenta, no puede demostrar, pero que todos en algún momento hemos pensado en ella. Esa alma tendría característica de la Naturaleza, sería parte de su esencia, pero pese a todo lo común con ella, al estar atada al cuerpo, tendría unas características propias. Sería por tanto esencia modificada, igual pero diferente a ella. Pensaríamos que entonces la ciencia, con su famoso enunciado de E=mc2 ha demostrado su existencia. Esta alma que poseeríamos no sería la energía, no sería la masa, no sería la velocidad de la luz ni el cuadrado, sería el igual, aquello que nos identifica con el Todo, con la Naturaleza.

Principio del fin

Estreno este blog encarándome a uno de los más importantes filósofos del siglo XX, Wittgestein, que preconizó la muerte de la filosofía, dedicándole una perlita, que es una maravilla, dijo que el objetivo de la filosofía era deshacer los propios embrollos que ella había organizado. Viene a ser algo como sube por la escalera y luego... ¡TÍRALA! Pues, señor Wittgestein, tanta contemporaneidad y tanta tontería, pero yo me quedo con la versión de la filosofía de Sócrates, el tábano de Atenas. La filosofía tiene que ser un aguijón que nos pinche, que nos espolee, que nos haga dudar. Si Wittgestein tenía razón y seguimos su frase quedaríamos aborregados en lo que la sociedad nos dice, las mentiras que los medios nos cuentan, nos envenenarían con su propaganda disfrazada con sutiles trajes que nos atraen hacia ellas.

Con el título de este blog hago referencia a la capacidad que tiene el humano de superar su propia materia y de pensar en cosas que nunca le han rozado, él es capaz de deducir y sublimar, de ir más allá de los físico para entrar en el campo de la metafísico: ¿falso? ¿verdadero? ¿inútil? ¿falaz? No sé, pero necesario